Sol, viento, agua y calor son algunos de los recursos valiosos que abundan en Chile para la generación de energías limpias. ¿El desafío? Alcanzar un 60% de producción de energías renovables para el año 2030.
Nuestro país se ha alzado como un líder en el sector de las energías renovables. Gracias a la abundante radiación solar, los vientos fuertes que favorecen la generación de energía eólica, el potencial de las energías marina e hídrica en nuestras extensas costas y la capacidad geotérmica de la cordillera, Chile parece ser un lugar ideal para el desarrollo de energías limpias.
En la última edición del Climatescope de New Energy Finance, publicado por Bloomberg New Energy Finance y el Banco Interamericano de Desarrollo, Chile alcanzó el primer lugar de la región en términos de inversión en energías renovables y en la lucha contra el cambio climático en América Latina y el Caribe.
Este éxito se debe en gran parte a una inversión récord en proyectos de energía renovable no convencional (ERNC), que más que duplicar, ascendió de 1.3 mil millones de dólares en 2014 a 3.2 mil millones de dólares en 2015. El ranking considera cuatro factores: el marco regulatorio, la inversión, la cadena de valor y la reducción de CO2.
Paola Andrea Basaure Barros, vicepresidenta de Asuntos Corporativos y Sostenibilidad de Transelec, destacada empresa de transmisión de energía eléctrica del país, lidera diferentes iniciativas que abordan estos desafíos desde una posición de compromiso sostenible.
Hoy en día esto es fundamental en el contexto de proyectos energéticos y su infraestructura. Este concepto se cimenta en tres pilares fundamentales: ambiental, económico y social.
Según Basaure, «la sostenibilidad representa un compromiso con la gestión responsable de los recursos naturales, buscando minimizar el impacto ambiental para proteger y fomentar la regeneración de nuestros ecosistemas”.
Desafíos país en materia sostenible
Chile se propone alcanzar un 60% de generación de energías renovables para 2030, con el fin de permitir realizar las actividades diarias de manera más sostenible. Para ello, se ha implementado la nueva Ley de Almacenamiento y Electromovilidad, que incentiva proyectos que integren energías renovables al sistema eléctrico.
Además, el Plan de Acción 2023-2030 busca cumplir con los objetivos de la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, que tiene como metas principales producir el hidrógeno verde más económico del mundo para 2030, posicionarse entre los tres principales exportadores para 2040, y alcanzar una capacidad de 5 GW en electrólisis para aumentar la producción de hidrógeno verde.
Según el Informe sobre Transición Energética América Latina, el 45% de las empresas eléctricas considera que la transición a fuentes de energía sostenibles es una prioridad absoluta.
Desde su experiencia en Transelec, Basaure destaca la importancia de factores como la participación ciudadana y el vínculo con las localidades en el desarrollo de proyectos. “Cuando las ventajas de los recursos energéticos renovables se combinan con el desarrollo tecnológico y políticas públicas adecuadas, se genera una interacción beneficiosa y llena de oportunidades para todos”, explica.
Para lograr ese vínculo y sobre todo que sea sostenido en el tiempo, Paola Basaure enfatiza desde su experiencia en la evaluación, desarrollo e implementación de proyectos, que es más que necesaria una combinación de políticas públicas claras.
En ese sentido, son diversos los factores que contribuyen a que Chile sea uno de los países más atractivos para las ERNC, agregando una serie de desafíos que no tienen que ver sólo con lo medioambiental sino con todo el país.
Por ejemplo, para evaluar la atracción de un mercado en un entorno donde las energías renovables han superado tanto la descarbonización como la dependencia de subsidios, se consideran cinco factores clave:
- Indicadores macroeconómicos que reflejan la estabilidad económica y el clima de inversión.
- Necesidades energéticas que incluyen la seguridad y el suministro, la brecha en energía limpia y la asequibilidad.
- Políticas que favorezcan el desarrollo de energías renovables
- Ejecución de proyectos (incluyendo el acceso al mercado energético, la infraestructura de transmisión, distribución y almacenamiento, así como la disponibilidad de financiamiento, el costo financiero y la liquidez).
- Potencial tecnológico (que abarca los recursos naturales, el apoyo a la compra de energía, la capacidad instalada, la cartera de proyectos y las proyecciones de crecimiento en la instalación).
Ante ello la expansión de infraestructuras y sistemas de almacenamiento aún están al debe en el sistema. Por ejemplo, inversiones en tecnologías renovables y una fuerte participación en el mercado global de hidrógeno verde pueden hacer del país un polo de liderazgo en la materia.
El enfoque medioambiental del sector energía, según Paola Basaure
Otros desafíos incluyen la gestión del vertimiento de energía renovable en el país, es decir, energía que no es inyectada al sistema y se pierde. Según datos publicados en abril por el Coordinador Eléctrico Nacional, que muestran el registro mensual de las pérdidas de energía en centrales eólicas y solares (ERV) durante la operación en tiempo real del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), entre enero y marzo de 2024 se perdió un total de 1.461,68 GWh.
Esta cifra representa una notable aceleración en comparación con el mismo trimestre de 2023 y el periodo anterior, cuando los vertimientos fueron de 457,59 GWh y 1.205,54 GWh, respectivamente.
En cuanto a ese tipo de formas, Paola Basaure Barros comenta que “el camino hacia la transición energética implica expandir el sistema de transmisión para asegurar que la energía limpia generada, como la solar y la eólica, pueda ser transportada eficientemente desde los puntos de producción a los centros de consumo, facilitando una red más robusta y resiliente que reduzca nuestra dependencia de fuentes contaminantes y promueva un futuro más sostenible.”
En relación con el sector energético, los procesos de generación con sistemas limpios deben inyectar esa energía al sistema de transmisión, el cual también enfrenta diferentes desafíos debido a su infraestructura.
Paola Basaure afirma que “los estudios medioambientales realizados a menudo examinan el impacto y las implicancias de la infraestructura eléctrica en áreas con alta densidad de fauna”.
Ante ello, Basaure Barros afirma que “en Transelec hemos adoptado diversas estrategias para mitigar estos impactos, incluyendo apoyo a la reforestación de áreas afectadas, la instalación de dispositivos visuales en líneas eléctricas y el monitoreo constante de la fauna local para evaluar la efectividad de estas medidas”.
Con los desafíos en vista, la conclusión del sector se enfoca en reconocer las necesidades, identificar los procesos y planificar en torno al potencial que el país tiene en ERNC. Esto permitirá la integración de nuevos estándares y posicionar a las empresas líderes en proyectos transformadores.