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Frotarse los ojos: riesgos y daños a la visión

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Frotarse los ojos parece un acto común y habitual que muchas personas realizan para aliviar la incomodidad. Sin embargo, expertos advierten que este gesto puede ser más peligroso de lo que pensamos. La sensación de picazón o la irritación en los ojos a menudo nos lleva a usar nuestros dedos o nudillos para frotar la zona ocular, un hábito que, aunque puede proporcionar alivio temporal, podría tener consecuencias severas para nuestra visión.

Uno de los principales riesgos de frotarse los ojos radica en la posibilidad de contraer infecciones oculares. Nuestros dedos, que a menudo están en contacto con superficies sucias, pueden transferir bacterias y virus al interior de nuestros ojos, lo que puede resultar en condiciones como la conjuntivitis. Además, el frotamiento excesivo puede llevar a la blefaritis, una inflamación del párpado que también compromete la salud ocular, creando un círculo vicioso de irritación e infección.

Más alarmante aún es el impacto del frotamiento en la estructura de la córnea. Cuando frotamos nuestros ojos con fuerza, no solo causamos incomodidad, sino que también podemos alterar la forma natural de la córnea. Investigaciones de la Clínica Mayo han señalado que este comportamiento puede contribuir al desarrollo de enfermedades como el queratocono, que provoca una deformación progresiva de la córnea y, en consecuencia, una visión distorsionada y deteriorada.

En el contexto de aquellas personas que han sometido a cirugías oculares, frotarse los ojos puede ser especialmente perjudicial. Los expertos aconsejan abstenerse de esta práctica, ya que puede interferir con los resultados quirúrgicos y provocar microlesiones que comprometan la recuperación. Esto resalta la importancia de cuidar nuestros ojos después de procedimientos quirúrgicos, así como en la vida cotidiana.

Frente a estos riesgos, es vital buscar alternativas para aliviar las molestias oculares. En lugar de frotarse, se recomienda el uso de gotas oftálmicas antihistamínicas para alergias, y lágrimas artificiales para casos de ojos secos. También se pueden usar compresas frías para reducir la inflamación. Si la necesidad de frotarse es abrumadora, es aconsejable hacerlo suavemente y con los dedos colocados en los párpados; esta técnica permite calmar la incomodidad sin dañar los delicados componentes del ojo.

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