En el reino de los programadores y de los desarrolladores webs, se estila un leguaje ininteligible que sólo estos profesionales pueden descifrar. Si bien pueden explicar con palabras simples el trabajo que realizan, aún sigue siendo un complicado acertijo comprender ciertos conceptos, más aún cuando se trata de un cliente que sólo sabe navegar por Internet.
Esto puede ser considerado claramente una desventaja, pero en muchas ocasiones puede convertirse en una buena oportunidad para delegar por más tiempo algún proyecto o cuando las cosas no salen según lo planeado.
Porque sabemos que los programadores sí mienten cuando las cosas se salen de control, les dejamos aquí algunas frases del sitio Mariblus y que hemos escuchados de estos profesionales de la tecnología (y que son toda una farsa):
¡Bah! Esto es raro…
No es nada extraño. Tú sabes que te equivocaste y no lo quieres admitir.
Nunca me había pasado eso…
Otra mentira más. Sabemos que ese trabajo demora varias horas en arreglarse y que te resistes a enfrentarlo.
Ayer funciona muy bien…
En realidad, funcionaba cuando quería y ahora que lo expones a los clientes les avisas que sólo se trata de un detalle para que no te regañen.
Seguro que tienes otra versión
No funcionó y ahora interpelas al otro para que busque otra solución (y sabes que no tiene un plan B).
Funciona, pero no he hecho pruebas aún
Crees que funciona pero no lo has probado y le dices a los demás que funciona de mil maravillas. Patrañas.
Alguien ha debido cambiar mi código
La misma estrategia de culpar a otra persona de algo que nunca funcionó.
¿Revisaste si tiene algún virus?
Has hecho todos los esfuerzos humanamente posibles, pero aún si no lo logras. Si culpas a un antivirus, nadie resultara herido.
¿Qué hiciste para que te salga ese error?
También es conocida como “Algo debiste haber hecho para que saliera tal cosa”. La idea es quedar como víctima, mientras que el interpelado termina confundido. Feo.
¿Por qué quieres que funcione así?
Sabes que la idea del cliente es muy mala, pero no te atreves a decírselo. Esta es una buena forma para que lo piense dos veces más. Si no resulta, sigue ejecutándolo mal.
Pensaba que ya lo había arreglado
No, nunca pensaste en que era un problema solucionado. Sólo se trata de una trampa psicológica para que el cliente diga: “Ya, lo vemos mañana mejor” o “en un par de meses más”.
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